La negligencia emocional en un matrimonio no siempre se nota de inmediato. No grita, no golpea, no deja marcas visibles… pero sí hiere profundamente. Ocurre cuando uno de los dos deja de mostrar interés, escucha sin atención o simplemente ignora las necesidades afectivas del otro. Con el tiempo, esta falta de conexión puede generar soledad, resentimiento y una ruptura emocional silenciosa. Reconocerla es el primer paso para sanar y reconstruir la relación. No se trata solo de estar juntos, sino de estar presentes de verdad.

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