En la actualidad, la mujer moderna vive bajo un ritmo acelerado: trabaja, cuida de la familia, atiende responsabilidades sociales y, en muchas ocasiones, se olvida de sí misma. Este estilo de vida trae consecuencias directas en la salud física y emocional: aumento del estrés, desequilibrios hormonales, insomnio, ansiedad y enfermedades crónicas prevenibles.
Por ello, el papel de la comunidad médica es clave para orientar, prevenir y concientizar a las mujeres sobre la importancia del autocuidado, los chequeos periódicos y la atención integral de su bienestar. Cuidar de la salud de la mujer no solo mejora su calidad de vida, sino que fortalece a toda la familia y a la sociedad.
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